VOCES HUMANISTAS: ALONSO QUIJANO EN EL ARTE

Imagen de Autoría Propia

Don Quijote de la Mancha de Cervantes ha sido una novela muy llamativa para las artes plásticas, ha dado muchísimo con qué trabajar dada su variedad de escenas que, además de ser sumamente gráciles y divertidas, le dan cierta libertad al artista para plasmar su propia interpretación. Desde el siglo XVIII el Quijote se convirtió en un ícono para muchísimos artistas; dada la abundancia de representaciones, solo nos centraremos en el estudio de unas pocas, las más representativas, quizás. Haremos entonces un pequeño registro cronológico desde el siglo XVIII hasta el XX.

Empecemos por un óleo de John Vanderbank de 1730, el fondo está poco trabajado porque centra su atención en los personajes. Vemos que tiene un gran nivel de detalle y que concentra la luz en Don Quijote, Sancho y la espalda del personaje de la esquina inferior izquierda. Lo interesante es que el pintor, a pesar de que deja los tres personajes del fondo poco trabajados, viéndose planos con respecto a los demás, logra captar en sus expresiones faciales y corporales la atención que le prestan a la narración, capta unos personajes totalmente absorbidos por la historia de Don Quijote, tal como quedamos nosotros al leerlo. Y un Sancho, por supuesto, distraído en su bebida:

Tomado de: (Google Imágenes, 2022)

En Daumier encontramos la singularidad característica de que pintaba temas quijotescos por mero gusto, sin que implicara un anhelo por ser publicado, es decir, sus obras sobre el Quijote demuestran su interés real en la novela y en los personajes al no ser un encargo, a diferencia de muchos de los artistas aquí trabajados. En Don Quijote y Sancho Panza, de 1868, vemos la fluidez del color, cómo los tonos planos se estremecen por el uso de luces y sombras tan marcadas y por trazos tan dinámicos, que pareciera que Don Quijote está a punto de moverse. Acentúa la esbeltez –que tiende a lo raquítico- de las figuras centrales, que en la tradición pictórica son representadas como una tríada inseparable y totalmente armoniosa –Don Quijote, Rocinante y la lanza-. Lo llamativo de la pintura más allá de lo que ya describimos, es que la cara de Don Quijote carece de definición, al igual que la figura de Sancho, por allá atrás, pequeñita, que pasa desapercibida ante la mirada inicial: parecen manchas que resaltan sobre el fondo azul. Lo interesante es que los elementos esenciales de Don Quijote ya están en la pintura, y no necesita un rostro para que lo identifiquemos como tal, ni Sancho necesita definición tampoco: solo con el contorno sabemos que es él, rechoncho, a lo lejos, sobre su burro:

Tomado de: (Google Imágenes, 2022)

Valero Iriarte (1720)  se adhiere a un estilo más tradicional, en cuanto a color, composición y paisaje. A pesar de la belleza de sus obras, -mostramos Historia Del Pastor Grisostomo y De La Pastora Marcela y Don Quijote En La Venta- nos resulta muy difícil relacionarlas con Don Quijote, quizás porque no tiene nada más allá del nombre que nos permita identificarlas con la novela, parecieran ser muy genéricas, siendo aplicables quizás, a alguna otra historia. Quizás su enfoque era mostrar la historia desde los ojos de los demás personajes y no de Don Quijote, desde los ojos de la realidad que trataban de eliminar toda fantasía, por eso escoge pasajes menos canónicos y tiende más hacia la cotidianidad:

Tomado de: (Google Imágenes, 2022)

Doré por su parte, realiza una extensísisma obra sobre el Quijote -376 grabados- para la versión ilustrada de 1863, obras que evidencian una maestría en el dibujo: a base de sombras y luces, capta movimientos, sentimientos, la psicología del personaje, su mundo y sus curiosas aventuras. Vemos la magestuosa salida de Don Quijote, ya armado, enfrentandose con aire tracendental a ese mundo lleno de aventuras y retos que está representado armoniosamente en las nubes: monstruos, castillos, doncellas, caballeros, demonios y quién sabe qué más lo aguardan:

Tomado de: (Google Imágenes, 2022)

Pasando ya al siglo XX, tenemos al excéntrico Dalí (1945), que representa los episodios de Don Quijote de la Mancha como un sueño dentro de un sueño: los sueños de caballería, la visión trastornada de Don Quijote dentro de su obra, tan onírica. Por eso vemos que la composición es sumamente ecléctica, llena de movimiento e imágenes impensables pero que, a diferencia de otras obras de Dalí, aquí tienden a tener más lógica, o al menos, podemos reconocer más fácilmente lo que plantea.  En la primera imagen vemos la escena de los molinos: las aspas, conformadas por huesos y telas roídas, desgastadas, parecen aludir a la vejez de Don Quijote; del lado izquierdo vemos un corte a la cabeza de nuestro personaje, donde se ve lo que imagina, es decir, un gigante cuyos brazos –aspas- pareciera que sobresalieran de su cabeza para formar el ala de su sombrero;  dos figuras en los aires completan la composición: el cuerpo de Rocinante y lo que parece ser una abstracción geométrica de Don Quijote, ambos dotados de movimiento, y unidos, como siempre –aunque esta vez de manera horizontal- por la lanza, quizás para ampliar el momento en que chocaron con los molinos, cosa que igual representa en la esquina de uno de los molinos:

Tomado de: (Google Imágenes, 2022)

Por último tenemos la ilustración de Picasso (1955) para la conmemoración del 350 aniversario de la novela: solo con tinta y unos rápidos y dinámicos trazos, logró hacer la imagen icónica de Don Quijote. De nuevo aparece con Rocinante y la lanza, con el rechoncho Sancho, con los molinos, pequeñitos y al fondo, que parecieran brotar de la tierra, y cuyas aspas hacen una síntesis visual con los rayos del sol, un sol muy infantil, pero que completa perfectamente toda la obra:

Tomado de: (Google Imágenes, 2022)

ALONSO QUIJANO COMO INFLUENCIA ARTÍSTICA, MÁS ALLÁ DE LA REPRESENTACIÓN PICTÓRICA DE LA NOVELA 

Todos estamos familiarizados con la idea de la locura como cualidad inherente en el artista, no de manera despectiva, sino como consecuencia de una gran genialidad o sensibilidad. Además, el desvío psicológico es común en muchos grandes artistas que dejaron su huella en la historia. Podríamos pensar que este arquetipo del artista-loco surgió a partir de las vanguardias –quizás por la excentricidad de Dalí- y de nuevo, por la constante en muchos artistas con mentes trastornadas, pero lo cierto es que es algo que data de la antigüedad: según Lombroso (2009), para Aristóteles, “muchos individuos se convierten en poetas, profetas y sibilas” bajo los efectos de la congestión cerebral (Lombroso, 2009, p. 80), es decir, el artista surge a partir de la locura, y no la locura como consecuencia de la sensibilidad artística; comenta también que en el Fedro de Platón “el delirio es cualquier cosa menos un mal: es uno de los mayores dones de los dioses” (ídem). Lombroso además explora la palabra locura en hebreo, griego y sánscrito y señala que siempre se halla confundida con profecía.

Lo cierto es que, el tema de la locura ha estado relacionado con el arte. Don Quijote de la Mancha, pues también. Esto porque, el tema de la locura resulta muy atractivo, especialmente para las vanguardias, donde vemos que muchos artistas recurren al Quijote para realizar sus obras; pienso que la razón de este interés es el hecho de que la locura es vista como el espacio de las libertades. En las vanguardias se buscaba esta libertad, libertad de la tradición, de los temas, de la forma, del color. La locura, siendo el leitmotiv del Quijote, implica esta libertad tan ansiosamente buscada.

ALONSO QUIJANO Y EL ARTE DEL PERFORMANCE 

Bien sabemos que Don Quijote es un personaje que se construye a sí mismo a partir de la imitación de las novelas de caballerías. Él mismo se volvió una novela de caballería andante, o mejor dicho, se convirtió en ese arte. El performance artístico, básicamente, es lo mismo: el artista deja de proyectar su arte en un objeto para mostrarlo a través de su propio cuerpo, es decir, él mismo se vuelve la obra de arte donde además la interacción social es fundamental. Vayamos al concepto de lo que es el performance para entenderlo mejor. Conocemos las dificultades existentes para poder definir lo que es el performance, pero utilizaremos una conclusión de Anne W. Johnson, quien hace un mapeo etimológico de la palabra que vale la pena revisar. Para ella entonces, el performance:

“ [...] por un lado, nace en el movimiento y llega a denotar un acto de cumplir, lograr, desempeñar o proporcionar completamente. Implica la participación plena en una relación social. Por otro lado, indica la realización corpórea (y muchas veces artística) de una obra, de un texto, o hasta de una idea.” (Johnson, 2014, p.12)

Movimiento, relación social y corporeidad: todo ello presente en la novela de Cervantes. Volviendo al hecho de que él mismo es una construcción –no solo por el hecho de que es un personaje literario, sino que se va construyendo a sí mismo, performatizándose-, Avalle-Arce comenta que “… el problema del hombre libre es uno de ética, el del personaje autónomo es uno de estética” (Avalle-Arce, 2006, p. 86) y en el personaje de Don Quijote de la Mancha, evidentemente hay una estetización de la vida. El que su vida gire en torno a la imitación de modelos caballerescos, ya lo demuestra: hay en él, como lo dice Avalle-Arce, una necesidad de vivir su vida como obra de arte, es decir, estéticamente.

Lo interesante es que, su imitación no se compone solamente de las actitudes caballerescas, sino también de la reproducción de las situaciones en la que se encontraban otros caballeros, solo que, sin su causa inicial: esta imitación de la situación que lleva a una reacción, más que la reacción en sí misma, es donde más se evidencia este carácter performativo de Don Quijote. “cuando lo que se imita no es más ya el sentido de una vida, sino también, y muy en particular, sus accidentes, nos hallamos con que el imitador quiere vivir la vida como una obra de arte” (ibíd., p. 84) Veámoslo directamente en el texto, en el capítulo XXV de la primera parte, donde los diálogos demuestran lo señalado:

Cuando va a hacer la penitencia en Sierra Morena, Don Quijote le dice a Sancho: “quiero imitar a Amadís, haciendo aquí del desesperado, del sandio y del furioso… y hizo otras cien mil insolencias dignas de eterno nombre y escritura” (Cervantes, 2004, p. 112) Llaman la atención el deseo explícito de la imitación, que por supuesto, carece de la causa inicial por la cual Amadís de Gaula lo hizo; y también el hecho de que tales acciones le otorgaron “eterno nombre y escritura”. ¿Hay en Don Quijote entonces un deseo de trascender? Sobre eso hablaremos más adelante; por ahora veamos mejor el problema de la causa-reacción.

Sancho entonces ve absurdo el hecho de que no haya una causa para hacer la penitencia, a lo que Don Quijote responde:

“Ahí está el punto… y esa es la fineza de mi negocio, que volverse loco un caballero andante con causa, ni grado ni gracias: el toque está en desatinar sin ocasión y dar a entender a mi dama que si en seco hago esto ¿qué hiciera en mojado?” (ídem)

Luego le dice a Sancho, hablando sobre la carta de Dulcinea y su posible no respuesta: “si fuere al contrario, seré loco de veras y, siéndolo, no sentiré nada” (ídem). Él mismo no se concibe como loco, sino como un caballero andante que “desatina sin ocasión”, lo que nos habla de su interés no por alcanzar un objetivo, sino de vivir una experiencia. Lo mismo se da en el performance artístico: se parte de una idea, pero es en la experiencia donde realmente ocurre la obra de arte. Dado su carácter efímero y vivencial, el performance se vale usualmente de instrumentos digitales para registrar el evento; en Don Quijote pudiéramos ver a la novela como ese instrumento de documentación artística, pero también de interacción social: En la misma escena, Don Quijote le pide a Sancho que no siga aconsejándole que deje ”tan rara, tan felice y tan no vista imitación” (ídem), y ciertamente está es un lugar aislado, por eso el “no vista”, pero es que durante toda la novela, nosotros, los lectores, estamos constantemente formando parte de la obra, viéndolo todo, como espectadores aparentemente pasivos.

Y digo aparentemente solo como guiño hacia este juego de reacciones: para los teóricos de la escuela de Frankfurt, el arte es un instrumento de crítica. Pienso que el performance artístico es una de las maneras de hacer arte donde la crítica se hace muy evidente. Así pues, Cervantes, a través de Don Quijote se permite hacer varias críticas hacia la sociedad, pero nosotros, los lectores, no solo captamos esa crítica, sino que establecemos nuestra propia postura ante lo que leemos.

Finalmente, la idea inicial de este performance quijotesco es la vida misma, que dado que no es absoluta, sino que está en constante cambio, así mismo podemos tener varias perspectivas para abordarlo: acercándonos con un enfoque más a lo Teatro del Siglo de Oro, donde la vida es vista como un teatro e incluso donde “la clave de vivir es inventarse un personaje, un plan de vida, que luego se vive a diario con variantes impuestas por las circunstancias” (Avalle-Arce, 2006, p. 78-79), lo que nos lleva a decir que todos nos construimos en cierta medida, tal como Don Quijote; desde la perspectiva de Avalle-Arce, quien insiste constantemente en el trabajo de la voluntad en Don Quijote, quien, a pesar de las circunstancias, tiene una voluntad inquebrantable, quizás para hacernos ver que nuestra vida no necesariamente tiene que estar sujeta a la circunstancialidad; o incluso –y esta es la postura que más me agrada- más a lo romántico: el hombre que se descubre como un ser finito y ante la imposibilidad de transcender en la realidad, se construye a sí mismo, hace de su ser una obra de arte que sí transcienda y burle el paso del tiempo, como efectivamente lo ha logrado hacer Don Quijote de la Mancha.

A pesar de que la historia cuenta que el performance artístico nace a partir de las vanguardias, pienso que pudo haber también cierta influencia cervantina, pero es algo difícil de comprobar y estaríamos cayendo en especulaciones. Lo cierto es que, así haya tenido influencia o no en estas manifestaciones artísticas actuales, en el Quijote aparece la esencia de lo que es un performance artístico.

PERFORMANCE QUIJOTE FETEACLM AFICIONA-T:

Tomado de: (YouTube, 2022)

DON QUIJOTE - BALLET NACIONAL DE CUBA, 2018:

Tomado de: (YouTube, 2022)



Referencias: C. Saade, 2022 / Blog de las Materias Siglo de Oro Español, 2022 / Wikipedia, 2022 / Martínez-Zalanova, 2022

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